miércoles, 27 de julio de 2011

Esa primera vez...

No te enfades tonto, solo he dicho que los polos son baratos, toma he comprado dos, uno para mí de naranja y otro para ti de menta.
Se le derrama el helado por el cucurucho y rápidamente lo lame. Y luego prueba otra vez el mio.
Allí escondidos entre la maleza. Ahora estamos en el suelo. Ella se pone encima de mí, sin el bañador, mía.
Y con el calor, gotas de sudor resbalan llevadas por regueros de cabellos rubio ceniza, perdiéndose en
la barriga ya bronceada, más hacia abajo, entre sus rizos mas oscuros y aún más abajo, entre los míos...
Y ese dulce placer, el nuestro. Se mueve sobre mí, arriba y abajo, lentamente, feliz de ser amada. Hermosa
con toda esa luz. Menta. Naranja. Menta. Naranja. Menta. Naranjaaa...
¡BASTA! estoy fuera. De los recuerdos. Del pasado. Pero también estoy perdido. Antes o después
las cosas que has dejado atrás te alcanzan. Y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas. Porque su simplicidad no tiene comparación.
Y me dan ganas de gritar! en este silencio que me hace daño. Basta, ponlo todo de nuevo en su sitio. Así. Doble vuelta de llave. En el fondo del corazón, allí, en una esquina. Ponlos ahí, bien escondidos, te lo ruego, donde no duelan, donde nadie pueda verlos. Y otra vez enterrados. Ahora está mejor, mucho mejor...

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